Muchos se quedarán atrás, los más fallecerán durante el trayecto y solo los convencidos de que más allá de las dunas hay un oasis, son los que formarán una nueva estirpe, seleccionados para luchar por algo nuevo y diferente a lo que les han llevado esta travesía.
Miraran hacia atrás y un reguero de débiles, lacayos, ejercito paniaguado, indicarán de donde han venido y el origen del destierro. Otros muchos, antes de cruzar el desierto, buscarán alguna caravana nómada que le permita subsistir, se quedarán en los zocos mercadeando y renegarán de sus amos, todo antes que acompañar a los desterrados a un futuro incierto. Las pulgas abandonan al camello moribundo, reza un dicho nómada y las ratas las primeras en abandonar el barco dice la marinería.
El reparto de cargos ha comenzado.La cola será larga y no hay para todos. El paraguas ha menguado, no hay ración para todos. Las promesas a los incrédulos de un puesto de trabajo por repartir propaganda, hacer el trabajo manual o apúntate al partido y tendrás trabajo se ha desvanecido, primero son los viejos, los antiguos y entre estos aquellos que no quieren volver a doblar el lomo serán los más virulentos. El brillo de las facas asoman por entre la faja, la cola mendicante y pordiosera rodeará el conquero y como jauría hambrienta el más fuerte hincará el colmillo a los despojos. La estampa será patética, tétrica, humillante: el linajudo acariciará los canes más fieles y fuertes, el resto será abandonado a su suerte.
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