Dos hechos que los socialistas deberían de calificar inquietantes se
han producido o se han ido gestando en éstos últimas semanas, que evocan los
inicios del periodo más negro de nuestra historia municipal y es que la
similitud es tan casi idéntica que es como volver la pasado o que el pasado se
ha instalado en el presente.
SE recordará cuando, siendo alcalde el prevaricador, salió a la luz que
el que tenía que dar ejemplo sobre el pago de los impuestos municipales, no
pagaba sus impuestos. El máximo representante de su pueblo y por lo tanto el
primero que debía cumplir con sus deberes fiscales locales, era el que no pagaba.
A día de hoy el alcaldable por el PSOE, el
que debe dar ejemplo ante sus conciudadanos sobre estar al corriente con los
pagos al ayuntamiento que intenta gobernar, tiene una deuda, no desde hace uno,
dos o tres años, sino desde que fue concejal de economía ( ¡que bien le sale
sus cuentas, las suyas¡) con los terrenos reclasificados para la construcción
de una nave industrial.
Se recordará también en aquellos tiempos,
como la portavoz o segunda en la lista, Mariola Ramos, una mujer que sin
conocerse vínculos políticos ninguno, en sus intervenciones plenarias atacaba a
la oposición (IU) con tanta inquina que pareciera que más que defender una
postura ideológica fuese la defensa de la lobera o como diría “la Belén Esteban:
yo por el partido matooo”. Defenestrada por el prevaricador, ocupó su cargo
otra mujer que neófita en política tenía otro nivel académico más no otro nivel
ético y ésta no sólo pareciera que tenía que guardar la lobera, sino que al
catar el poder de la diputación tenía que defender la guarida subiendo un
peldaño más su defensa: yo por el partido muero matando.
El alcaldable, corto en palabras y menos en
retórica, ya no le vale el asesor de la diputación Adrian, tan corto en
palabras y retórica como el jefe, sino que ha fichado a una mujer con más nivel
académico que la anterior vislumbrándose, con las apariciones realizadas en
Telecondado, que va a superar a las anteriores. Proveniente de las juventudes
socialistas, a los nuevos cachorros y cachorras parecen que les inoculan el gen del odio hacia el
rival político, sean de la siglas que sean, que a su vez lleva aparejado dos
cosas: la nula autocrítica hacia su partido y mientras más odio infundas más
subirás en el partido. Ese círculo cerrado, todo lo que dice y hace el partido
es lo correcto, yo no pienso el partido piensa por mí, yo hago lo que dice los
líderes, hace que en la última comparecencia
en Telecondado la cachorra no veía la viga en el ojo de Rubén, su procesamiento
recogido en el auto de diciembre del 2013, por delitos urbanísticos. De su
intervención se demuestra que la educación, el decoro, la decencia no es
siempre compañera del nivel académico y parece que a la vez que va subiendo el
nivel académico en las féminas del PSOE más se hunden en el lodazal de la
grosería.
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