martes, agosto 02, 2011

Sálvese quien pueda.

LUIS AYLLÓN / MADRID
Día 01/08/2011 - 10.14h
El anuncio de que las elecciones generales se celebrarán de manera anticipada el 20-N va a provocar numerosos movimientos entre los altos cargos del Gobierno del PSOE para intentar asegurarse un puesto en los próximos años, ante el posible triunfo del PP en los comicios.
Algunos ya comenzaron esos movimientos hace meses. Así, Carlos Ocaña dejó a primeros de junio la secretaria de Estado de Hacienda para dirigir la Fundación de las Cajas de Ahorro. Más recientemente, Bernardino León abandonó la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno para ser el enviado especial de la UE para el Mediterráneo Sur y las revueltas árabes. Por su parte, la ex ministra y secretaria de Estado de Igualdad, Bibiana Aído, se las arregló para ser nombrada asesora de la directora de ONU-Mujeres, gracias a los cuantiosos fondos que aporta España a ese organismo. Además, el ex ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tras ser derrotado en su carrera hacia la FAO, busca ahora el puesto de enviado especial del secretario general de la ONU para Chipre.

El caso de Exteriores

Pero si hay algún Ministerio en el que la cercanía del fin de legislatura está provocando gran nerviosismo es el de Asuntos Exteriores. A la salida natural al extranjero de muchos diplomáticos que llevan tiempo en Madrid, se une la de buena parte de los cargos directivos del departamento que dirige Trinidad Jiménez con destino a una embajada. En algunos casos, esas salidas se producen tras ejercer responsabilidades durante un buen número de años en la sede central del Ministerio; en otros resulta evidente que la cercanía a la ministra ha sido decisiva para la designación de nuevos embajadores.
En cualquier caso, el aluvión de nombramientos ha puesto en alerta al PP, que cree que, a menos de cuatro meses de que se celebren elecciones generales, el Gobierno debería cesar en su política de nombrar nuevos embajadores, sobre todo en puestos de especial sensibilidad y en algunas grandes capitales. Los populares temen que si llegan al poder se encuentren atados de manos para hacer cambios a su gusto en algunas embajadas, ya que se daría una pésima imagen ante los países afectados si se cambiara el embajador sólo unos meses después de ser nombrado.
Pese a ello, en algunos sectores del PP aseguran que ese relevo se producirá en determinados casos y argumentan que el PSOE, cuando llegó al Gobierno en 2004, no fue especialmente generoso con la mayoría de los altos cargos de los ejecutivos de José María Aznar.

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