Hace un mes que no escribo nada. En mi última entrega decía
que la “caló” todo lo ralentiza y paraliza, premonición que se cumplió en mi
persona y en Bollullos ante también la ausencia imperdonable de actividades en
nuestro pueblo.
No sólo eso, sino que al sacudirme la soporífera siesta tan
prolongada, volviendo otra vez a tomarle el pulso a nuestra ciudad pensé que hasta
la luz eléctrica se había ido de vacaciones, por la oscuridad prolongada de
ciertas calles, las aguas de las fuentes se habían vuelto verde por el arte de
la ineficacia y el polideportivo cerrado los sábados y domingos. Las fuentes
del parque pareciera que el personal del ayuntamiento estaba ausente, por la
dejadez que presentaba, al igual que al ausencia del médico de urgencias por el
traslado de un caso urgente a Huelva. El IBI es cierto que subió , quizás soñé
que el eficiente concejal de economía lo bajaba, los trabajadores siguen sin
estar al día con sus nóminas y el CHARE se ha inundado de tanta mentira.
Todo a peor, como una de las leyes de Murphy: si una cosa va
mal irá a peor.
Ante este panorama y con el aumento de las temperaturas, otra
vez, vuelvo a la placentera siesta.
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